El poder de la palabra - The power of words
Cómo las palabras y el discurso mental pueden cambiar nuestra realidad - How words and our mental speech can change our reality.
English bellow :)
¡Hola familia hermosa! ¿Cómo estamos? ¿Cómo va esa reestructuración profunda de ADN? Como venimos diciendo hace meses (vale, años) las nuevas energías que están entrando en la Tierra nos impactan de manera profunda.
El colapso, trastorno o crisis que muchxs sentimos (también conocida como esa batalla campal que se está librando en nuestro interior) son las nuevas energías entrando y, literalmente, empujando lo viejo, lo que no hemos querido ver, los miedos o traumas sin resolver y un amplísimo e incomodo etcétera, a la superficie para que lo tratemos, resolvamos o dejemos ir. Para esto no hay espacio indefinido en nuestros cuerpos y energía. Lo nuevo tiene que entrar, pero se complica si no le hacemos lugar y damos el espacio.
Las nuevas energías también empujan lo viejo ya que son de altísima frecuencia y no pueden convivir con energías de tan baja frecuencia como las que venimos arrastrando hace siglos.
De ahí el caos actual, personal y colectivo.
Nos abrazo fuerte, y siempre lo digo para que lo recordemos: NOS TENEMOS.
Yo, por mi parte, ya sabéis que estoy compartiendo lo que sé, lo que me piden que comparta y las herramientas que tengo para ayudarnos, entre todxs, a transitar este proceso de cambio tan intenso y extraordinario. Somos muchxs y nos tenemos siempre.
En los dos últimos newsletters compartí información y métodos de pequeñas grandes cosas que entender y aplicar para sentirnos mejor. Podéis leer la Parte I aquí en la que comparto porqué es importante una rutina mañanera saludable, el impacto de la frecuencia gratitud, cómo dormir mejor entre otras cosas.
En la Parte II compartí información para entender los ciclos vitales de todo lo que existe y así poder restaurar nuestra relación con todo con lo que interactuamos, aceptar el flow de la vida y cómo impacta en nuestra vida ayudar a otrxs.
Hoy quiero hablar sobre el poder de la palabra, tema que considero lo suficientemente trascendente para dedicarle un post exclusivo.
Empezamos.
“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.-Ludwig Wittgenstein
Pocas cosas son más importantes que la forma en la que hablamos, a nosotrxs mismxs y a lxs demás.
Expresamos pensamientos y sentimientos por medio de la palabra o lenguaje de signos. Tenemos un incesante dialogo interior (la mente que no calla) y, como comenté aquí, el lenguaje verbal es la “traducción” del lenguaje energético.
Las palabras reflejan nuestros procesos mentales. Tienen energía e intención y estas son más fuertes que las palabras verbales en si.
Cuando nos decimos constantemente que no valemos, qué no podemos, o que todo es malo, el cerebro lo interpreta como una realidad. El cerebro no distingue qué es verdad y qué es mentira.
Por eso cada vez que rememoramos un trauma o una pelea en la cabeza, el cerebro lo interpreta como que nos pasa una y otra vez.
Por otro lado, cada vez que el dialogo mental proyecta una posible situación desagradable, se crea un posible futurible. De ahí su súper poder.
Tu lenguaje construye tu realidad.
Hasta hace poco entendía que cómo me hablaba o hablaba en general era importante pero no fue hasta hace unos años cuando me fui a vivir a Lyon, Francia, que experimenté su poder transformador.
Por aquel entonces y debido a mi trabajo, viajaba por el mundo patinando y, además de trabajar un montón, me divertía muchísimo. Mi vida estaba llena de emocionantes experiencias nuevas.
Después de vivir más de 15 años en Madrid, me mudé a Lyon por amor. También decidí viajar un poco menos para enraizarme (otro poco) en mi nuevo hogar.
Fue un shock en todo sentido. Nuevo país, cambio de vida, nueva ciudad, un idioma que no hablaba, nueva casa, no conocer a nadie, nueva cultura, los Franceses… (así bien en el juicio y generalizando 😂)
Decidí volver al colegio a aprender francés. De viajar por el mundo teniendo experiencias increíbles a sentarme en clase cuatro horas al día, todos los días, y volver a casa a hacer deberes.
El francés me parecía complicadísimo, casi no hacía nuevos amigxs, no me gustaba la ciudad y en general todo me parecía una caca 🌈
Todos los días hablaba por teléfono con mi hermana para quejarme de lo malo que era todo y lo infeliz que era.
Quejarme de todo se convirtió en habito. Un día en clase, mientras me quejaba del francés y lo que me costaba entender las 8945740924 reglas idiomáticas que tienen, mi entonces compañera de clase Diana Briceño me dijo algo que cambiaría mi percepción de la palabra y mi discurso mental para siempre.
Diana es colombiana, por aquel entonces llevaba unos meses en Francia, es fisioterapeuta, estudió salud ocupacional y tiene una maestría en programación neurolingüística.
Eso quiere decir que, entre muchas otras cosas, tiene una maestría en cómo funciona el cerebro, la lengua y cómo programarlo.
Diana me aparta del grupo y me dice: “llevo semanas escuchándote quejar de todo. Diciendo que el francés es muy difícil, que no crees que puedas hacer los deberes, que Lyon apesta… ¿Qué mensaje crees que le estás enviando a tu cerebro? Le estás diciendo todo el día todos los días que no entiendes el francés, que no te entra, que no lo disfrutas, que es difícil… también le estás diciendo que la ciudad donde vives apesta, que no haces amigos, que todo es una desgracia”.
Ahí me explico lo que había estudiado sobre el comportamiento y programación del cebero y la lengua como herramienta y me dijo: “¿Porqué no pruebas algo? Prueba cambiar las palabras y tu discurso mental por dos semanas. En vez de decir que es difícil, que no te sale y que detestas este lugar, di que cada día te gusta más, que el francés de fácil de aprender y que todo fluye con facilidad”
Por supuesto en ese momento no estaba donde estoy ahora y me reí, preguntándole si en serio creía que por cambiar la forma en la que me expresaba iba a cambiar mi realidad. ¿Era mi cerebro tan tonto de creer algo porque se lo dijera, aunque no tenía coherencia con lo que sentía o pensaba? ¿Qué locura era esa?
Diana me dijo: “Pruébalo por dos semanas. No pierdes nada. Como malo te quedas igual que como estás ahora”.
La miré con incredulidad, pero la verdad es que lo estaba pasando tan mal que decidí darle una oportunidad… después de todo, era ella la que tenía un master en comportamiento cerebral, ¿no?
Recuerdo volver de clase y llamar a mi hermana, como todos los días, para quejarme del francés y esa ciudad. Ese día, sin embargo, empezaba mi experimento.
La conversación la recuerdo mas o menos así:
Caro (mi hermana): “¿Qué tal Val? ¿Qué tal la clase de hoy?”
Yo: “¡Genial! Cada día entiendo mejor el francés y Lyon me gusta cada vez más. La gente francesa es encantadora”.
Caro: “¿Enserio?”
Yo: “ABSOLUTAMENTE NO PERO EMEPECÉ A HACER UN EXPERIEMTNO DE MIER***** QUE ME OBLIGA A DECIR ESTAS MENTIRAS ARGHHHH#$%&@!!”
Y estallamos de risa las dos.
Los primeros días me costó un montón. Estaba enfadada y quería expresar lo frustrada que estaba en vez de tener que decir que todo era maravilloso. Lo sentía completamente anti-natural.
¿Cómo iba a engañar a mi cerebro de esa manera tan tonta? Pero seguí. Día tras día y minuto a minuto, con cada persona con la que hablaba le decía que cada vez me resultaba más fácil aprender este idioma y que la ciudad cada vez me gustaba más.
La primera semana fue dura, no os voy a engañar. La mente se opuso con resistencia y ridiculizó mis intentos, pero yo seguí. Tampoco iba a dejar que ella me controle. Al fin y al cabo, ella está a mi servicio, no yo al suyo.
La segunda semana todo fue más natural, mi cerebro ponía menos resistencia y se lo empezó a creer. Cada mañana al levantarme me repetía: “hoy será un gran día. Voy a entender todo lo que me expliquen en clase y los deberes no supondrán ningún desafío”. Me repetía lo mismo al sentarme en clase y al volver a casa.
A cada persona que me preguntaba qué tal Lyon, le respondía que muy bien, que era una ciudad maravillosa y me encontraba muy a gusto.
Y crease o no, lo inesperado empezó a pasar: los deberes costaban menos, entendía mejor las clases, no quería incendiarlo todo. Empecé a sentirme más a gusto en la ciudad, estaba siempre de mejor humor y ¡ta-chán! Empecé a conocer gente y hacer amigxs.
¿Cambié mi realidad en dos semanas? Cambié mi realidad en dos semanas.
Al cambiar mi percepción, cambió mi realidad.
La jodía de Diana tenía razón.
Hablé mucho de esta experiencia en los años venideros y siempre lo menciono como el momento de inflexión donde entendí que hay cosas que no puedo cambiar, pero siempre puedo cambiar mi percepción por medio de mi lenguaje y dialogo interno y eso, lo cambia todo.
Diana ahora vive en Canarias y atiende a empresas y pacientes individuales. (si os apetece tener alguna sesión con ella, este es su email dianafisio31@gmail.com)
¡Grande Di y gracias por tanto!
Dicho esto, y habiendo contado esta experiencia, es fundamental y necesario entender y trabajar las heridas que provocan ese dialogo interno o lenguaje abusivo.
Como digo siempre, cambiar el lenguaje (o lo que sea) sin sanar las heridas emocionales o profundizar en la raíz del problema que lo provocan es como poner una tirita sobre un hueso roto.
Cambiemos la forma en la que hablamos y nos hablamos, si. Pero también sigamos trabajándonos para limpiar y sanar las heridas emocionales que hacen o hicieron que nos hablemos así en primer lugar.
Aquí comparto la técnica ancestral de limpieza del corazón para sanar y limpiar la energía estancada de traumas o memorias de dolor; aquí comparto técnicas para sanar lx niñx interior y aquí cómo restaurar la propia voz.
Yo comparto lo que sé y me funciona. Si tenéis más, ¡compartidlas! :)
La meditación de esta semana es una meditación con mantras para cambiar el dialogo interno. Podéis escucharla aquí en Spotify, Youtube y Apple Podcasts.
Hablando de Apple Podcasts, si os apetece dejarme una reseña, ¡os lo agradeceré mucho! Parece que Apple no los considera hasta que no tienen varias reseñas.
Como siempre, tomad sólo lo que os resuene. Si tenéis cualquier duda o sugerencia podéis responderme el email, comentar el post o escribirme a akasha.consciousness@gmail.com
Nos amo. Nos tenemos. Fuerza y Luz ✨
Como sabéis, este newsletter y las meditaciones son y serán siempre gratuitas. Lo hago y comparto desde el deseo que os ayude igual que me ayudan a mi.
Si este conocimiento os ayuda y sentís invitarme a un té virtual por el esfuerzo que me lleva hacer esto , lo aceptaré con gusto, oye ❤️
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English
As usual, please remember English is not my mother tongue and I usually translate this is some hours, so mistakes happen. Bear with me :)
Hi gorgeous fam! How are you feeling? How’s that profound DNA re-structuring going? As we’ve been saying for months (ok, years) the new Energies accessing the Planet are making a deep impact on everyone.
The collapse or crisis many of us are going or have gone through (aka the battlefield in our minds) are the new Energies coming in and literally, pushing the old ones out. Everything we didn’t want to see, fears or unresolved trauma among many other things, are being pushed up to the surface for us to see and work on them. We don’t have unlimited space in our bodies on this matter. The new Energies must get in but it’s hard when there’s no space for them.
The new Energies are also pushing the old ones as Their Frequency is extremely high and can’t cohabit with the density of the ones we’ve been carrying around for centuries.
So that’s creating chaos, individually and collectively.
I hug us very strongly and as I always say: WE HAVE EACH OTHER.
You know I’m sharing what I know, what I’m asked to share and the tools I have to help us transit these intense and extraordinary process we’re all going through.
There’s many of us and we have always each other.
In the last two posts I shared information and techniques on little things we can do daily to improve our wellbeing. In Part I we talked about the importance of having a healthy morning routine, the glorious impact of the gratitude frequency and how to sleep better among many other things.
In Part II we talked about understanding the vital cycles of everything that exists in order to restore our relationship with everything we interact with, accepting the flow of life and how helping improve our lives.
Today I want to talk about the power of words, issue I consider important enough to do an exclusive post about it.
Let’s start.
“The limits of my language are the limits of my world” .-Ludwig Wittgenstein
Few things are as important as the way we talk, to ourselves and others.
We express thoughts and feelings through spoken words or sign language. We have a non-stop mental chatter and, as I previously mentioned here, verbal language is the “translation” of the energetic language.
Words reflect our mental processes. They have energy and intentions, which are stronger than the verbal words themselves.
When we’re constantly putting ourselves down, telling ourselves we can’t or that everything is crap, the mind interprets those thoughts as a reality. The brain doesn’t distinguish what’s real or not.
That’s why every time we re-enact a fight or trauma in our head, the brain thinks it’s happening over and over again.
Also, every time our mental chatter projects an imaginable unpleasant situation, we’re creating a new potential future for it to exist. And that’s a super power.
Your language builds your reality
I knew the language and words I used were important but it was not until some years ago when I moved to Lyon, France, that I experienced its transformation power.
Back then and due to my job, I travelled the world skating. I worked a lot and also had loads of fun. My life was filled with exciting new experiences all the time.
After living in Madrid for 15 years, I moved to Lyon for love. I also made the conscious decision to travel less and try to take root in my new place.
I was shocked in every way. New country, new lifestyle, new language I didn’t’ speak, new house, not knowing anyone, new culture, French people… (lol really judging and generalizing 😂)
I decided to go back to school to learn French. I went from traveling the world and having amazing experiences to be in class four hours a day, every day, and go back home to do my homework.
I found learning French very difficult, I was barely making new friends, I didn’t like the city and, overall, thought that everything sucked 🌈
I would call my sister every day to complain about everything and how unhappy I was.
Complaining became a habit. One day during class, while I was, of course, complaining about the language and its 989768457 linguistic rules, my then classmate Diana Briceño said something that would change my perception of words and mental speech forever.
Diana is Colombian and new to France back then. She’s a physiotherapist, occupational safety expert and had a Master’s Degree in neurolinguistics programing.
Meaning, among many other things, she had a master’s degree on how the brain and language work and how to program it.
Diana pulls me out of the group and tells me: “I’ve been listening you complain for weeks now. About how hard learning French is, how unable you are of doing your homework, how bad Lyon sucks… What message do you think you’re sending over to your brain? You’re basically telling him all day every day that you don’t get it. You don’t enjoy it and you’re not able… you’re also telling him the city you now live in sucks, you’re not making friends and everything is a disgrace”.
She then proceeded to explain what she knew about how the brain functions, how to program it and how to use words as tools. She said: “Why don’t you try this out? Try changing your mental speech and the words you use for two weeks. Instead of saying how hard it is or how you hate it, you’ll say it comes easy, everything flows naturally and you love it”.
Back then I wasn’t where I am today so I laughed and asked her if she was serious. Did she really think that by changing the words I used I could change my reality? Was my brain as dumb as to believe some words I was saying that had no coherence with my feelings and thoughts? What was the nonsense about?
She said: “try it out for two weeks. What do you have to lose? Worst case scenario you’ll end up same as now”.
I looked at her in disbelief, but the truth is I was having such a hard time I decided to give it try. After all, she was the one with a master’s degree in brain performance, right?
I remember going back home after that and calling my sister, as I always did, to complain about French and the city. That day though, I was starting my experiment.
The conversation went down like this:
Caro (mi sister): “Hey Val, how was today’s class?
Me: “So great! I’m so happy I understand this language better and better… I’m also loving the city and French people are just great”.
Caro: Really??
Me: “ABSOLUTELY NOT BUT I HAVE TO SAY THESE NONSENSE CAUSE I’M DOING SOME RIDICULOUS EXPERIMENT THAT IS FORCING ME TO SAY ALL THESE LOAD OF CRAP#$%&/”.
And we both laughed out loud.
The first days were the hardest. I was angry and I wanted to express my frustration instead of having to say how wonderful things were. It felt so un-natural.
How would I fool my brain in such a silly way? Nevertheless, I continued. Day after day, minute after minute, with each person that asked, I said how easy I found learning French and how much I appreciated the city.
First week was hard. My mind fought back hard and ridicule my efforts, but I continued. I was not letting her in charge. After all, she’s at my service and not the other way round.
The second week was better. My brain was less resistant and started to buy it. Every morning I would say to myself: “Today’s going to be great. Everything will come easy during class and I won’t find my homework extremely challenging”.
To everyone who asked me how was Lyon, I would reply that it was great… such a wonderful, welcoming city.
Believe it or not, the unexpected started happening: homework and classes were easier and I didn’t want to burn everything down all the time. I started feeling better, liking the city, being in a better mood and ¡surprise! Making new friends.
Did I change my reality in two weeks? I changed my reality in two weeks.
When I changed my perception, I changed my reality.
Freaking Diana was right.
I talked about this experience a lot in the years to come and I always mention it as the turning point where I realized I could not change many things, but I could change my perception through words, language and my mental speech. And that, changes it all.
Diana is now living in Canary Islands coaching people and companies (drop her an email in case you feel like a session dianafisio31@gmail.com)
Di you’re amazing! Thank you for everything my friend!
These being said, I’ll also say that it is fundamentally necessary to understand and work on the wounds that cause that abusive mental chatter and words we use.
As I always say, changing the words (or any other thing) without healing the emotional wounds or going deep to the root of the problem causing that abuse is like trying to heal a broken bone with a band-aid.
Let’s change the way we talk to ourselves and others, yes. But let’s also keep working on ourselves, cleaning and healing the emotional wounds that made us talk to ourselves that way in the first place.
Here I shared an ancestral heart-cleaning technique to clean and heal blocked energy from traumas and painful memories. Here I share techniques to heal the inner child and here how to restore our own voice
I share what I know and what has worked for me. If you have more techniques, please share them! :)
This week’s meditation is a meditation with mantras to change our mental speech. You can listen to it on Spotify, Youtube and Apple Podcasts.
Speaking of Apple Podcasts, if you feel like it, I would greatly appreciate if you could leave a nice review as it seems Apple only consider these things if they are rated.
As usual, just take what resonates with you. You can drop me a message with doubts and suggestions replying to this email if you’re subscribed, commenting on the post or dropping a line to akasha.consciousness@gmail.com.
I love us. We have each other. Strength and Light to all ✨
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